Durante años, la NASA ha monitoreado una extraña anomalía en el campo magnético de la Tierra: una región de menor intensidad magnética que se extiende entre América del Sur y el suroeste de África. Conocida como Anomalía del Atlántico Sur (AMAS) o South Atlantic Anomaly (SAA) en inglés, esta zona ha captado la atención constante de la comunidad científica por sus implicancias tecnológicas y geofísicas.
La AMAS es comparada por la NASA con una “abolladura” en el campo magnético terrestre o una especie de “bache en el espacio”, ya que en esta región el escudo natural que protege a la Tierra frente a la radiación cósmica y solar se debilita considerablemente. Aunque este fenómeno no afecta directamente a la vida en la superficie, sí representa un riesgo para los satélites y naves espaciales que orbitan a baja altitud, como la Estación Espacial Internacional, las cuales deben atravesar esta zona durante sus recorridos.

NASA’s Goddard Space Flight Center
Durante estos cruces, los sistemas tecnológicos a bordo de estas plataformas pueden sufrir fallas, pérdida de datos o incluso daños en sus componentes debido a la exposición a protones de alta energía provenientes del Sol. Por este motivo, los operadores de satélites han desarrollado protocolos específicos que incluyen apagar temporalmente ciertos sistemas cuando ingresan en la zona de la anomalía.
Según la NASA, el debilitamiento se debe a irregularidades en el núcleo externo del planeta, donde flujos de hierro fundido generan el campo magnético terrestre. En particular, un enorme depósito de roca densa ubicado bajo el continente africano, conocido como Provincia Africana de Gran Baja Velocidad de Corte, podría estar contribuyendo a este fenómeno, alterando la dinámica geomagnética desde una profundidad cercana a los 2.900 kilómetros.
Launching soon: A new mission to study magnetic explosions in space!
NASA’s TRACERS, a pair of washing machine-sized satellites, will orbit Earth to capture the explosive moments when the Sun’s magnetic field collides and fuses with Earth’s. ☀️🧲🌎
More:… pic.twitter.com/O5WeODCRR5
— NASA Solar System (@NASASolarSystem) July 16, 2025
Los estudios también indican que en el área de la AMAS se está desarrollando un campo de polaridad invertida, lo que debilita aún más la intensidad general del campo magnético en comparación con las zonas circundantes.
Una de las observaciones más llamativas es que la anomalía se está dividiendo en dos centros distintos, fenómeno que ha sido monitoreado desde 2020 y que sugiere cambios estructurales en la morfología magnética de esta región.

Además, investigaciones lideradas por científicos de la NASA y publicadas en 2024 han indicado que la AMAS podría estar afectando incluso la formación y comportamiento de las auroras observadas desde la Tierra, lo que agrega otra dimensión al interés científico.
Pese a estas complejidades, un estudio publicado en 2020 sugiere que la anomalía no es un evento reciente, sino un fenómeno recurrente en la historia del planeta, con registros que podrían remontarse hasta hace 11 millones de años. Esta evidencia indica que la AMAS no sería necesariamente un precursor de una inversión total de los polos magnéticos, un proceso que, si bien ha ocurrido en la historia geológica de la Tierra, tiene ciclos de cientos de miles de años.
La NASA continúa observando de cerca la evolución de la AMAS a través de misiones como ICON y el uso de CubeSats, con el fin de recopilar datos en tiempo real que permitan elaborar modelos más precisos sobre la dinámica del campo magnético terrestre y sus posibles implicancias.