Especialista advierte sobre los efectos en el reloj biológico y entregan recomendaciones para enfrentar la transición
CHILE – El sábado 6 de septiembre, a las 24:00 horas, los relojes en Chile se adelantaron en 60 minutos para dar inicio al horario de verano. Aunque este ajuste pueda parecer menor, altera el reloj biológico interno, lo que puede generar cansancio, irritabilidad y dificultad para dormir. La adaptación varía según cada persona y puede tardar desde pocos días hasta varias semanas.
De acuerdo con la coordinadora académica de la carrera de Medicina de la Universidad de O’Higgins (UOH), Francisca Ávila, el cuerpo humano funciona en base a un reloj biológico regulado por la luz solar y la producción de melatonina. Al modificarse de manera brusca, como ocurre con el cambio de hora, pueden presentarse síntomas como falta de concentración, cansancio y alteraciones en el ánimo.
“La luz natural es clave en nuestro reloj biológico, por eso es normal que se alteren los ciclos de sueño y vigilia tras este tipo de ajustes”, explicó la especialista en calidad de vida.
Ávila advierte que el nuevo horario trae atardeceres más largos, pero también amaneceres tardíos que dificultan el despertar natural. Este desfase puede afectar la productividad, especialmente en niños, niñas y adultos mayores, quienes son más sensibles a las variaciones del ciclo circadiano.
Tiempos de adaptación y señales de alerta
Según la experta, mientras algunas personas logran adaptarse en tres días, en otras —sobre todo en menores y adultos mayores— el proceso puede tomar semanas. Si tras ese periodo persisten problemas para dormir o descansar, recomienda consultar a un especialista.
Consejos para un mejor descanso
La docente entrega medidas para reducir los efectos del cambio de hora:
- Mantener rutinas de horarios regulares, incluso los fines de semana.
- Dormir en ambientes tranquilos y evitar cenas pesadas, cafeína o energizantes.
- Exponerse a la luz solar en la mañana para sincronizar el reloj biológico.
- Consumir alimentos ricos en triptófano como plátano, frutos secos, legumbres o pescado.
- Realizar actividad física moderada y mantener una adecuada hidratación.
“Una rutina constante favorece el descanso y contrarresta los efectos del cambio brusco, ayudando a que el organismo recupere su equilibrio de manera natural y menos estresante”, concluyó Ávila.