Desde el cerro Condell, la autoridad regional enfatiza la necesidad de valorar las raíces maulinas, fortalecer la memoria colectiva y difundir el trabajo de artesanos, cultores y comunidades que mantienen vivas las tradiciones.
CURICÓ, REGIÓN DEL MAULE – En un recorrido por los paisajes de la región, el SEREMI de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Franco Hormazábal, conversó sobre la importancia de poner en valor las prácticas tradicionales —juegos típicos, preparaciones culinarias, oficios, música y artesanía— como elementos esenciales del patrimonio maulino y de la identidad cultural del país. La entrevista se enmarcó en el tercer capítulo de “Herencia Ancestral: Comidas, Juegos y Tradiciones que Nos Unen”, proyecto que busca visibilizar la riqueza cultural de la zona.
Hormazábal reflexiona a partir de una idea fundamental: “Un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia.”
Para la autoridad, ese principio se refleja en el rescate del patrimonio alimentario, donde diversas preparaciones han resurgido y se han reinventado en los últimos años. Destaca el trabajo del chef maulino Rubén Tapia, quien ha liderado procesos de investigación y revalorización de recetas tradicionales, siendo jurado del concurso “La Cocina de Chile”.
Entre los casos emblemáticos menciona la carbonada de macha, originaria de Putú en Constitución, y la churrasca maulina, cuya preparación varía significativamente de otras regiones del país.
“Nuestra identidad está en el sabor de nuestras preparaciones, en los ingredientes de nuestra tierra, de nuestro campo y de nuestro mar”, afirmó.
Artesanía y oficios: el desafío de no perder técnicas ancestrales

En relación con las comunidades rurales e indígenas, Hormazábal destacó el trabajo junto a la Asociación de Artesanos del Maule, que reúne creadores desde cordillera a mar. Entre los patrimonios más significativos menciona:
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Las loseras de Pilén
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El trabajo en crin de Rari
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El coirón de diversas localidades
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La loza artesanal de Vichuquén
Explica que muchas técnicas se han ido perdiendo debido al traspaso familiar limitado:
“Si no seguimos practicando, vamos a perder nuestras tradiciones.”
Por ello, una de las metas de la SEREMI es consolidar una Escuela de Arte y Oficio, donde artesanos con décadas de experiencia puedan transferir conocimientos a las nuevas generaciones.
“Queremos dejar este legado funcionando antes del término del gobierno”, afirmó.
Cómo enfrentar la globalización sin perder la esencia local

En un mundo donde los modelos culturales tienden a homogeneizarse, el SEREMI insiste en que el primer paso es valorar a las personas detrás de cada tradición.
“Detrás de cada artesano, de cada cultora gastronómica o trabajador del campo, hay un ser humano que impacta su entorno. Debemos reconocerlos y revalorizarlos”, señala.
Sostiene que la difusión es clave: “Si no comunicamos, no existe.”
Como ejemplo, destaca los tradicionales helados de nieve de San Clemente, técnica centenaria que sorprendió al público en la Fiesta de los Patrimonios Vivos.
Para cerrar la conversación, Hormazábal hizo un llamado a la ciudadanía:
“Debemos valorar la cultura, el arte y el patrimonio que tenemos en nuestra región. Si no lo hacemos nosotros, estamos perdidos.”
Recordó que el Maule es cuna de destacados artistas como Benjamín Barquero, Pablo de Rokha, Pablo Neruda, Margot Loyola, Los Cuervos del Sur, Los Queltehue, y recientemente el destacado artista visual Mono González, Premio Nacional de Arte.
La autoridad insistió en que es urgente reconocer, difundir y proyectar las prácticas artísticas y culturales del territorio, evitando mirar siempre “el pasto del vecino”.
“En el Maule hay un prado propio, lleno de talento y tradición, que debemos seguir fortaleciendo.”


