El antropólogo Alexis Gallardo detalla el trabajo colaborativo que busca reactivar conocimientos, prácticas y juegos ancestrales que fortalecen la identidad regional.
TALCA, REGIÓN DEL MAULE – En un encuentro realizado a orillas del río Claro, el Encargado Regional de Pueblos Originarios del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (SERPAT), Alexis Gallardo Pineda, explicó cómo las comunidades indígenas del Maule han impulsado, desde su propia organización, un proceso sostenido de revitalización cultural, que hoy se proyecta a través de talleres, juegos tradicionales, acciones de memoria y recuperación de oficios.
FFMAntes de hablar de rescate, Gallardo prefiere precisar que en el Maule se trabaja desde una lógica distinta: “más que rescate, hablamos de revitalización”, enfatiza.
Según relata, las organizaciones indígenas venían desarrollando acciones desde hace décadas, y el programa comenzó a acompañarlas tras la consulta indígena de 2016, cuando la Subdirección Nacional de Pueblos Originarios definió un enfoque de derechos basado en participación real y diálogo continuo.
“Nosotros nos sumamos a un trabajo que ya existía; las comunidades tenían su orgánica, su Parlamento y una trayectoria propia”, explica Gallardo.
En la actualidad, el programa avanza en su cuarto ciclo de ejecución, con mesas de priorización, seguimiento y evaluación que permiten tomar decisiones en conjunto con las asociaciones de la región.
Reactivación lingüística, oficios tradicionales y memoria en acción

Los primeros ciclos comenzaron con recursos acotados, centrados en talleres de lengua mapuche, telar y orfebrería, pero hoy se han ampliado hacia:
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Alfarería mapuche
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Investigación de patrimonio y memoria
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Talleres de plantas medicinales
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Cultura y cosmovisión mapuche y andina
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Mapudungún para infancias indígenas (pechikeche)
Esta expansión responde a la demanda creciente de las propias comunidades, que cada año suman nuevas organizaciones y participantes.
Gallardo destaca que el programa se sostiene gracias al trabajo participativo, donde las decisiones se construyen en conjunto:
“Si bien nosotros proponemos acciones, las comunidades también lo hacen. De ese diálogo surgen los planes de revitalización”, señala.
Juegos ancestrales: pedagogía, espiritualidad y convivencia

Uno de los ejes más significativos es la revitalización de los awkatun, los juegos ancestrales mapuche que se enseñan en talleres y encuentros presenciales en la ruka de Talca.
Los kimelfe (profesores) utilizan el juego como método pedagógico dentro de la enseñanza del mapudungún. Entre las prácticas más recurrentes están:
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Palín, conocido popularmente como chueca
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Comicán, juego estratégico comparable al ajedrez
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Mau millán, juego de persecución con dinámicas verbales
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Linao, tradicional en zonas lafkenches, similar al rugby
Sobre el palín, Gallardo explica: “No es solo un juego; tiene dimensión social, ceremonial y espiritual. Un kon atiende al otro cuando es local y eso refleja valores de convivencia”.
Los juegos se viven como espacios formativos donde lengua, identidad y comunidad se articulan en un mismo territorio.
Trabajo territorial: la ruka como punto de encuentro

La ruka de la Asociación Inche Tañi Mapu, ubicada en Talca, construida por la comunidad hace más de una década, se ha transformado en un espacio de referencia. Allí se realizan diálogos participativos, talleres y ceremonias, aprovechando su fácil acceso para las organizaciones de toda la región.
El encargado regional destaca que la comunidad lleva años reforestando el terreno, postulando a fondos de CONAF y desarrollando un ecosistema propio, pese a la complejidad del riego en una zona que carece de agua.
En la región, el número de organizaciones indígenas prácticamente se ha duplicado. Hoy bordean las treinta, pero el presupuesto no ha aumentado al mismo ritmo.
“El gran desafío es apalancar recursos humanos y económicos. Cada vez son más las organizaciones y las acciones que solicitan”, afirma.
Además, Gallardo aclara que el programa funciona con discriminación positiva, es decir, está dirigido específicamente a organizaciones indígenas, lo que explica por qué no se abre a la comunidad general.
Consultado por la integración de estas prácticas en espacios educativos y comunitarios, Gallardo explica que la educación intercultural es competencia del Ministerio de Educación y CONADI, mientras que el SERPAT se especializa en cultura, arte y patrimonio.
“Nuestro rol es claro: revitalizar conocimientos tradicionales, oficios y memoria, siempre desde el enfoque de derechos”, puntualiza.


