Una nueva escalada de violencia sacude Medio Oriente luego de que Irán lanzara un masivo ataque con misiles balísticos contra territorio israelí, como respuesta a los bombardeos realizados por Israel durante la madrugada del viernes.
La ofensiva israelí se centró en sistemas y depósitos de misiles tierra-tierra ubicados en territorio iraní, en una operación aérea dirigida por inteligencia precisa, según informaron autoridades militares de ese país. Las incursiones también alcanzaron instalaciones militares y académicas estratégicas en la República Islámica.
“La destrucción de misiles es crucial para la defensa de los ciudadanos de Israel”, señaló un comunicado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), sin revelar detalles específicos sobre las zonas atacadas.
Este ataque se produjo en el marco de un conflicto de alta intensidad, donde Irán ya había lanzado cientos de misiles hacia territorio israelí durante semanas anteriores. En respuesta, Israel intensificó sus acciones, al tiempo que se prepara para una “operación prolongada” en suelo iraní, según fuentes oficiales.
Irán contraataca con fuerza
Pasadas las 14:00 horas de este viernes (hora local), la agencia estatal iraní IRNA informó que “las Fuerzas Armadas de la República Islámica de Irán iniciaron una oleada de ataques de represalia contra Israel”.
Explosiones se registraron en diversas ciudades, incluyendo Jerusalén y Tel Aviv, mientras se activaban las sirenas antiaéreas en todo el país. Columnas de humo fueron observadas en zonas urbanas, generando alarma y el llamado inmediato a la población civil para buscar resguardo.
De acuerdo con las FDI, los sistemas de defensa aérea israelíes fueron activados para interceptar los misiles iraníes. Sin embargo, en una publicación oficial, las autoridades reconocieron que “todo Israel está bajo fuego”.
El portavoz militar israelí, Effie Defrin, advirtió que “Irán tiene la capacidad de provocar daños significativos en Israel”, en alusión a la magnitud del contraataque iraní y la posibilidad de una escalada aún mayor.
Las tensiones en la región se encuentran en su punto más crítico en años, mientras la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de una situación que amenaza con derivar en un conflicto abierto de grandes proporciones.