Al menos 82 personas han perdido la vida tras las catastróficas inundaciones que afectaron la madrugada del viernes 4 de julio al estado de Texas, en el sur de Estados Unidos. Mientras rescatistas continúan la intensa búsqueda de desaparecidos, entre ellos 11 niñas que participaban en un campamento cuando fueron sorprendidas por la creciente.
El condado de Kerr, una de las zonas más afectadas, concentra la mayor parte de las víctimas. Según informó en conferencia de prensa el alguacil Larry Leitha Jr., se han contabilizado hasta el domingo 6 de julio, 68 fallecidos en su jurisdicción, entre ellos 28 menores de edad. De esa cifra, 18 adultos y 10 niños aún no han sido identificados.
Otros 14 fallecidos se reportaron en condados cercanos: seis en Travis, tres en Burnet, dos en Kendall, dos en Williamson y uno en Tom Green, según confirmó la cadena CNN.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, señaló este domingo que al menos 41 personas permanecen desaparecidas, aunque la cifra es incierta debido a la gran cantidad de personas que se encontraban en la zona por las celebraciones del 4 de Julio. “La altura a la que el agua corría llegó a la parte superior de las cabañas”, dijo Abbott a través de la red social X, tras visitar el lugar. “No pararemos hasta encontrar a todas las niñas”, enfatizó.
Escenas de devastación
El panorama en los alrededores del campamento afectado en Kerr es desolador: cobertores infantiles, peluches y pertenencias cubiertas de barro se esparcen en un terreno arrasado por la fuerza del agua. Las autoridades informaron que la corriente destruyó ventanas, puertas y muros de las cabañas, sorprendiendo a los ocupantes en plena madrugada.
Gerardo Martínez, un residente local de 61 años, relató con horror: “El agua llegaba hasta la copa de los árboles, unos 10 metros más o menos. Autos y casas enteras se iban río abajo”, aseguró.
Rescate y alerta por nuevas lluvias
La situación continúa siendo crítica. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) emitió una nueva alerta por precipitaciones torrenciales en áreas donde el suelo ya se encuentra totalmente saturado. Se anticipan entre 50 y 100 milímetros adicionales de lluvia, con sectores aislados que podrían recibir hasta 250 milímetros más.
Desde la madrugada del domingo, brigadas de emergencia han trabajado intensamente con helicópteros, drones y botes en labores de rescate y rastreo. Más de 850 personas han sido salvadas en las primeras 36 horas, mientras continúa la búsqueda de sobrevivientes y la evacuación de sectores aislados.
Reacciones y medidas
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decretó este domingo el estado de “gran desastre” en el condado de Kerr para facilitar la entrega de recursos federales. “Acabo de firmar la Declaración de Gran Desastre para el condado de Kerr, en Texas, para garantizar que nuestros valientes servicios de emergencia tengan de inmediato los recursos que necesiten”, escribió en su red Truth Social.
Trump también destacó que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, visitó la zona junto al gobernador Abbott, y agradeció la labor de rescatistas y guardacostas. “Dios bendiga a las familias y Dios bendiga a Texas”, concluyó.
Desde el Vaticano, el papa León XIV envió sus condolencias a los familiares de las víctimas durante el rezo dominical del Ángelus: “Oramos por ellos”, expresó el pontífice.
El llamado a la oración
El gobernador Abbott, profundamente afectado, insistió en que “la palabra más repetida en las últimas 36 horas ha sido ‘rezar’”. Relató el caso de una niña arrastrada por el río que logró aferrarse a un árbol hasta ser rescatada por un helicóptero: “Esa fuerza poco común salvó su vida”, señaló. “Les pedimos que sigan rezando mientras continúan las labores de búsqueda”, añadió.
El estado de emergencia sigue vigente y las comunidades del centro-sur de Texas continúan movilizadas frente a una tragedia que aún no entrega su saldo final.
