El 8 de julio de 2005, exactamente ya hace 10 años, se realizo una hazaña médica que quedo a la historia del paìs protagonizada por Leslie Mardones, que con sólo 89 centímetros de altura, producto del síndrome de Morquio que sufre, daba a luz a su primera hija, que nacía totalmente sana.
Al año siguiente tuvo su segundo hijo, y ambos crecen sin ningún tipo de problema, a diferencia de su madre que vive en su Valdivia su pueblo natal, junto a su pareja, José Luis Gallego, su madre, y los dos hijos, pero con la incertidumbre de no saber cuanto tiempo más podrá soportar el cuerpo su complicada condición.
Mardones actual de 30 años, vive en el sector Guacamayo de la ciudad de los ríos, inició hace poco el tratamiento para la enfermedad, que la obliga a ir todos los jueves al hospital regional a inyectarse el remedio que le permite estancar el avance de la enfermedad “Este medicamento de a poco me está ayudando, porque ya no me canso tanto como antes, que tenía un dolor de espalda insoportable, que llegaba a llorar. Ahora puedo hacer cosas”,
Leslie cuenta que su madre es su principal apoyo en este momento, ya que le ayuda a diario con sus hijos, Catalina (9) y Alfredo (8). “En las mañanas para ir al colegio, mi mamá viste a mi hija y yo al Alfredo. Ella me ayuda en las tareas lo que más puede y los lleva al bus que los traslada al colegio”, señala.
“Aún hay ciertos obtáculos, porque cuando salgo se me hace difícil, ya que los colectivos ven las sillas de ruedas y se arrancan, o dicen que tienen la maleta muy chica. Se me hace complicado, ya que ahora tengo que ir a médico”, indica.
– Es difícil lidiar con la discriminación…
– Sí. Con el embarazo de la Catalina me discriminaron de pies a cabeza. Pero eso ya pasó, les tapé la boca a todos, hay que hacer borrón y cuenta nueva.
– ¿Cuándo partió el tratamiento?
– El 23 de abril empecé. Por suerte, desde Brasil enviaron los medicamentos, que si bien no sirven para los huesos, sí ayudan a los pulmones, y el corazón. Además, hago terapias de ejercicios.
– ¿Hay temor por lo que pueda pasar?
– Lo que pasa es que con el síndrome todos los órganos crecen, pero el cuerpo no, así que no se sabe hasta que punto puede llegar. Incluso uno puede morir de apnea.
– ¿Y su pareja?
– Él pasa trabajando haciendo pololitos. Mi mamá por su parte trabaja de asesora de hogar y nos ayuda.
– La presi le había comprometido ayuda…
– Yo tuve una ayuda de parte de Michelle Bachelet. Una vez vino a Valdivia, y quería saber como estaba. Supuestamente yo soy su ahijada, pero no sabía eso. Ahora voy a tener que ir a la Intendencia, o Gobernación para ver si pueden ayudarme, si no me pueden darme el dinero, por último que me den las maderas para ampliar mi casa.