La estación de Ferrocarriles de Curicó, fue inaugurada en diciembre de 1866, coincidiendo en forma oficial con el arribo del primer tren y como es natural, se convirtió en el principal atractivo de la época, un orgullo para los habitantes, no solo de la pequeña ciudad, sino de toda la zona.
La vía férrea, marcó en esos tiempos, el final de la ciudad por el sector poniente, dado que su recorrido, se proyectó a unos doscientos metros al oeste de la acera del mismo lado de la actual calle O’Higgins, la última vía existente en el trazado original de la fundación de Curicó.
Desde su puesta en servicio la estación se transforma en un centro social, a la llegada del tren muchos acudían hasta ella simplemente para ver llegar a los viajeros y con mayor razón quienes esperaban algún pariente, en esos casos, concurrían las familias casi completas, sobre todos en los primeros años.
Cuentan la historia que, durante el año 1870, doña Cristobalina Montero inició, en su casa, de calle Villota, la producción de unos exquisitos pasteles que por su sabor y consistencia se convirtieron en lo que hoy la reconocida torta curicana, compuesta por hojarascas rellenas de manjar,
Con la llegada del tren, doña Cristobalina comenzó a vender sus tortas a los viajeros que pasaban por en la estación ferroviaria de Curicó, al vestir un delantal blanco los viajeros fueron bautizándola como la “palomita”, con el tiempo se sumaron otras vendedoras de delantal blanco que comercializaban las tortas curicanas, que se hicieron conocidas en todo el país. vendedoras de tortas que por generaciones son reconocidas como las palomitas de la estación de trenes de Curicó.
La estación de trenes Curicó, por décadas, contó con una enorme techumbre, apoyadas por pilares de pino oregón y cerchas metálicas para guarecer sus andenes, las que fueron reemplazadas por una estructura metálica apoyada en pilares de hormigón en 2009. No obstante, sufrió graves daños con el terremoto del 27 de febrero de 2010, por lo que tuvo que ser demolido. Situación que afecto fuertemente a las vendedoras de tortas, quienes con resignación han sido testigos de como el servicio ferroviario fue declinando
Lamentablemente presencia de las palomitas en la estación de trenes de Curicó, pese a convertirse en una tradición enraizada en la comuna, con la llegada de la modernidad ha disminuido,
Y hoy, algunas de ellas, con gran sacrificio y constancia, ofrecen los tradicionales pasteles, a los viajeros del tren que solo se detiene unos minutos en la estación de Curicó.
Las Palomitas Curicanas, las vendedoras de tortas tradicionales de Curicó, forman parte de “La Provincia de Curicó y su Historia”