El recién elegido papa León XIV visitó la tumba de su predecesor, el papa Francisco, ubicada en la basílica de Santa María la Mayor en Roma. El gesto efectuado el sábado 10 de mayo, se realizó tan solo dos días después de su elección como el 267.º pontífice de la Iglesia católica.
El pontífice de origen peruano-estadounidense acudió al lugar luego de pronunciar un discurso ante el Colegio Cardenalicio en la Santa Sede, en el que se declaró “humilde siervo de Dios” y manifestó su intención de continuar la senda marcada por su predecesor, el papa Francisco.
“El papa, desde San Pedro hasta mí, su indigno sucesor, es un humilde siervo de Dios y de los hermanos, y nada más que esto. Lo han demostrado bien los ejemplos de muchos de mis predecesores, como el del papa Francisco”, expresó el pontífice ante los cardenales en una reunión privada, cuya información fue difundida posteriormente mediante un comunicado oficial del Vaticano.
En esa misma instancia, León XIV explicó las razones que lo llevaron a elegir ese nombre para su pontificado, en honor a León XIII, recordado por su encíclica Rerum novarum, considerada un hito en la doctrina social de la Iglesia en tiempos de la primera revolución industrial.
“Hay varias razones, pero la principal es porque León XIII, con la histórica encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial, y hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y del trabajo”, afirmó el pontífice.
Durante su intervención, el papa León XIV también renovó con los cardenales su compromiso con el camino iniciado por el Concilio Vaticano II, destacando la continuidad de esta línea bajo el pontificado de Francisco, especialmente a través de la exhortación apostólica Evangelii gaudium.
El nuevo pontífice subrayó aspectos como la conversión misionera de la comunidad cristiana, el fortalecimiento de la colegialidad y sinodalidad, la valoración de la piedad popular, el cuidado de los más débiles y el diálogo abierto con el mundo contemporáneo.
Con estas definiciones, León XIV delineó el enfoque de su pontificado, señalando que su elección del nombre refleja el llamado a proseguir una ruta ya trazada por la Iglesia en tiempos modernos, en fidelidad al Evangelio y en diálogo con los desafíos del presente.