El presidente venezolano endurece su discurso ante la creciente presencia militar estadounidense en el Caribe, en medio de acusaciones cruzadas sobre narcotráfico y seguridad nacional.
CARACAS, VENEZUELA – Las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela se han intensificado tras los recientes operativos militares estadounidenses en el Mar Caribe, donde el Pentágono asegura haber destruido embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico. El Gobierno de Nicolás Maduro interpreta estas acciones como una maniobra de presión política para propiciar un cambio de régimen en el país sudamericano.
En este contexto, Maduro advirtió que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana dispone de más de 5.000 misiles antiaéreos rusos Igla-S, un sistema portátil diseñado para derribar aviones, helicópteros y drones a baja altitud. “Cualquier fuerza militar del mundo sabe el poder de los Igla-S. Venezuela tiene nada más y nada menos que 5.000 en los puestos clave de la defensa antiaérea para garantizar la paz, la estabilidad y la tranquilidad”, afirmó el mandatario durante una transmisión televisiva.
El líder chavista agregó que el país cuenta con “equipos de simulación” y con “miles de operadores entrenados” desplegados “hasta en la última montaña, hasta en el último pueblo y hasta en la última ciudad del territorio nacional”, enfatizando que “Venezuela tiene que ser una patria inexpugnable”.
Washington mantiene desde hace dos meses un despliegue naval en el Caribe, oficialmente para combatir el tráfico de drogas. Sin embargo, el Gobierno venezolano sostiene que se trata de una amenaza directa a su soberanía. En paralelo, medios internacionales han reportado que la CIA habría intensificado operaciones encubiertas en territorio venezolano, y que el entonces presidente Donald Trump evaluaba acciones terrestres.
El secretario de Defensa estadounidense confirmó que el operativo reciente contra “narcolanchas” fue el octavo ataque desde agosto, y el primero en el océano Pacífico, mientras que Venezuela ha respondido con ejercicios militares, alistamiento civil y refuerzo de su aparato de defensa.
El ministro de la Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, instó recientemente a la población a “prepararse para lo peor”, advirtiendo que un eventual ataque estadounidense podría implicar “bombardeos, bloqueos navales, incursiones de comandos y sabotajes”.
Simultáneamente, Maduro firmó un decreto de conmoción exterior, que habilita medidas extraordinarias de seguridad nacional, y anunció una aplicación digital para que los ciudadanos reporten actividades sospechosas como parte de un sistema de “inteligencia popular”.
El incremento de la tensión diplomática ocurre mientras ambos países mantienen acuerdos para la repatriación de migrantes venezolanos. Según datos oficiales, desde febrero han regresado 15.000 ciudadanos en 78 vuelos, el último con 208 deportados desde Estados Unidos.