El país se ubica en el puesto 34 del ranking mundial, superando a México, Brasil y Colombia, de acuerdo con el Allianz Global Wealth Report 2025.
SANTIAGO, CHILE – Chile se consolidó como el país con mayor riqueza financiera per cápita de América Latina, de acuerdo con el Allianz Global Wealth Report 2025, que analiza los activos financieros netos de los hogares en 57 países del mundo.
Durante 2024, el país registró activos financieros netos por 18.730 euros (US$21.229) per cápita, lo que lo posicionó en el puesto número 34 a nivel mundial, por encima de México (9.100 euros o US$10.655) y Brasil (8.070 euros o US$9.449), las dos mayores economías de la región. En el listado también figuran Colombia (4.650 euros o US$5.445), Perú (2.270 euros o US$2.658) y Argentina (1.560 euros o US$1.827).
El Allianz Global Wealth Report evalúa los activos financieros brutos de los hogares —como efectivo, depósitos, seguros, pensiones, acciones y fondos de inversión—, así como sus deudas. El estudio, que cubre el 91% del PIB mundial y el 72% de la población global, determinó que los activos financieros netos globales ascendieron a 210 billones de euros (US$245,7 billones) a fines de 2024, duplicándose en la última década.
Panorama mundial de riqueza
En el ranking global, los países con mayor riqueza financiera per cápita son Estados Unidos (311.000 euros o US$364.870) y Suiza (268.860 euros o US$314.566). Les siguen Singapur, Dinamarca, Taiwán, Suecia, Canadá, Nueva Zelanda, Países Bajos, Bélgica, Australia, Japón, Alemania, Italia, Irlanda, Reino Unido, Austria, Francia, Malta y España, que cierra el top 20 con 49.220 euros (US$57.587) per cápita.
Desigualdad en la región
A pesar del liderazgo chileno en términos de riqueza per cápita, el informe advierte sobre la alta concentración de riqueza en América Latina. Según el coeficiente de Gini de la distribución de activos, Colombia presenta la mayor desigualdad (82,6%), seguida de México (82,3%), Brasil (82%), Chile (81,7%), Perú (81,6%) y Argentina (75%).
El reporte señala que, a nivel global, la desigualdad sigue siendo un desafío estructural, pese a haber sido una preocupación política durante años. “No se ha avanzado hacia una mayor igualdad”, concluye el documento.