Un reciente estudio realizado en Chile ha destacado la prevalencia de síntomas de ansiedad en la población, incluyendo preocupación excesiva, problemas para relajarse y sensación de nerviosismo y tensión. La investigación muestra que, aunque el 57.1% de las personas que experimentaron síntomas de ansiedad consideraron la necesidad de consultar a un profesional de salud mental, solo el 44% logró hacerlo, y solo un 23% está actualmente en tratamiento.
Camila Oda, académica del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins y Doctora en Psicología Clínica y de la Salud, explica que la ansiedad es una respuesta aprendida que puede llegar a ser invalidante si no se gestiona adecuadamente. Los trastornos de ansiedad, junto con los trastornos del ánimo como la depresión, son altamente prevalentes y se manifiestan a lo largo del ciclo vital, afectando no solo a adultos, sino también a niños y personas mayores.
“El tener angustia e inquietud frente a ciertos estímulos es algo evolutivamente normal, como estar nerviosa frente a una prueba, es algo que incluso sirve para estar activa y atenta, pero una vez que pasa el estímulo, esa ansiedad desaparece. El problema es cuando esa ansiedad no cumple una función evolutiva, se presenta con o sin estímulos, o de forma sobredimensionada en relación con el estímulo. Si tomamos el ejemplo anterior, de la prueba, la ansiedad es tanta que no puedes responderla, termina el examen y sigues con ansiedad durante dos semanas”, explica la experta.
La Dra. Oda destaca que los síntomas somáticos de la ansiedad, como taquicardia, presión en el pecho y sensaciones intensas de pánico, pueden confundirse fácilmente con condiciones médicas más graves, llevando a las personas a pensar que están experimentando un infarto. Estos episodios pueden ocurrir en cualquier momento, incluso durante situaciones de descanso o sociales, resultando en limitaciones significativas en la vida diaria de los afectados.
“Muchas personas llegan al hospital pensando que están teniendo un infarto y es una crisis de pánico. Los síntomas más usuales es que la respiración se acelere, presión en el pecho, taquicardia, sensación de que nos vamos a volver locos, de que vamos a morir. A veces puede pasar que incluso tengamos la sensación que el entorno cambia, por ejemplo, que la pieza en que estamos se está modificando. Eso se llama desrealización”, explica Camila Oda.
La experta enfatiza la importancia de manejar la ansiedad desde sus primeros síntomas para evitar complicaciones y el aislamiento social. Tratamientos efectivos están disponibles, y un enfoque terapéutico temprano es clave para un mejor pronóstico.
“Frente a la ansiedad hay dos respuestas clásicas: la huida o evitar las situaciones y el ataque. Lo más usual cuando los síntomas se presentan es evitar ciertas situaciones, lo que repercute en que empezamos a limitar nuestras experiencias vitales. Por ejemplo, dejamos de salir porque nos da miedo tener ansiedad. Se convierte en algo que tiende a aislarte de disfrutar la vida. Y eso es grave”.
«La ansiedad no solo es tratable, sino que también puede desaprenderse con ayuda profesional», afirma la Dra. Oda, quien aconseja comenzar el tratamiento con un psicólogo y, si es necesario, proceder a la consulta con un psiquiatra.
